El pasado viernes 26 de septiembre, The Wall Street Journal reportó que Electronic Arts, la casa de franquicias como Battlefield y The Sims, se volverá una entidad privada en una compra que valora a la compañía en 55 mil millones de dólares. El reporte fue confirmado el día de ayer lunes por EA.
Según Bloomberg, esta es “la mayor compra apalancada registrada”, lo cual ya de por sí es motivo de atención, pero lo que realmente está causando revuelo es la identidad de los compradores, un consorcio de inversionistas que incluye al Fondo de Inversión Pública (FIP) de Arabia Saudita, la empresa de capital inversión Silver Lake y Affinity Partners, un grupo de inversionistas manejado por Jared Kushner, el yerno del presidente estadounidense Donald Trump.
El acuerdo, que EA espera completar entre abril y julio de 2026, le inyectaría una inversión de $36 mil millones a la compañía junto con otros $20 mil millones en financiamiento de deuda.
“Esta es una de las inversiones más grandes y significativas jamás realizadas en la industria del entretenimiento”, señaló Andrew Wilson, director ejecutivo (CEO) de EA, en un mensaje a sus empleados durante el anuncio.
“Nuestros nuevos socios aportan una profunda experiencia en deportes, juegos y entretenimiento”, continuó Wilson. “Ellos creen en nuestra gente, en nuestro liderazgo y en la visión a largo plazo que estamos construyendo juntos”.
Los nuevos socios
Hasta esta semana, Affinity Partners no había hecho inversiones públicas en la industria del gaming. A leguas, la única conexión curiosa que la compañía tiene con la industria de videojuegos es que su logo es similar al de Abstergo Entertainment, la empresa de videojuegos controlada por los templarios, los malos de la serie Assassin’s Creed de Ubisoft.

Silver Lake es dueño de 8.5% de Unity y también su accionista más grande. Unity es un motor de videojuegos que se usa ampliamente a lo largo de la industria. Jim Whitehurst, socio gerente de Silver Lake, fue director ejecutivo interino de Unity a finales de 2023 y principios de 2024, luego de la salida de John Riccitiello, quien es un ex CEO de EA. Whitehurst es el presidente ejecutivo de la junta directiva de Unity.
El socio más controversial del acuerdo es sin duda el Fondo de Inversión Pública, el cual ya contaba con 10% de las acciones de EA y en años recientes ha estado en un proceso de expansión agresiva, haciendo inversiones en gaming y deportes para diversificar su portafolio más allá del petróleo.
En enero de 2022, el FIP creó el Savvy Games Group, un consorcio presidido por el príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS), gobernante de Arabia Saudita desde 2015. Ese mismo año, Savvy anunció que planeaban invertir $38 mil millones en gaming.
En los últimos cuatro años, Savvy ha hecho una serie de movidas y adquisiciones importantes que incluyen:
- La compra de Scopely por $4.9 mil millones en julio de 2023. Scopely es la empresa de juegos móviles detrás del mega exitoso Monopoly Go.
- La adquisición de acciones en The Embracer Group (anteriormente conocida como THQ Nordic), la asociación sueca que actualmente es dueña de los derechos de El Señor de los Anillos y Tomb Raider. Savvy es el segundo inversionista más grande de Embracer y en septiembre de 2024 su director ejecutivo, Brian Ward, fue elegido miembro de la junta directiva de Embracer.
- El FIP ha comprado grandes cantidades de acciones en empresas reconocidas de la industria como: 6.5% de Take-Two Interactive, la compañía que hace Grand Theft Auto; 6.6% de Capcom y 4.2% de Nintendo.
- A través de Scopely, Savvy adquirió gran parte de los negocios de gaming de Niantic, la empresa detrás del exitoso Pokémon Go. La compra fue por $3.5 mil millones de dólares en mayo de 2025.
- Entre otras cosas, el gobierno saudí ha creado la eSports World Cup, una copa que ofrece uno de los premios más grandes en este ámbito. Este año la copa ofreció un premio total de $70 millones de dólares.
Con cada adquisición, figuras oficiales de Savvy, el FIP y el gobierno saudita han tenido que salir en público a prometer que no interferirán en las operaciones de las empresas que compran, pero han habido incidentes que ponen esto en duda.
En 2022, el príncipe Mohammed bin Salman creó la Electronic Gaming Development Company, con la que adquirió el 96% de SNK, la compañía detrás de franquicias como The King of Fighters y Metal Slug. Una de estas franquicias, Fatal Fury, hizo su retorno este año, pero no todo salió de acorde a lo planeado.
A comienzos de 2025, Fatal Fury: City of Wolves marcó el regreso de la franquicia de pelea querida por muchos, el cual se volvió amargo cuando sus creadores anunciaron que el futbolista Cristiano Ronaldo sería un personaje controlable en el juego. En años recientes, Ronaldo ha sido investigado debido a acusaciones de violación por varias mujeres.
La inclusión de Ronaldo fue vista por fans de Fatal Fury como el resultado de influencia directa por parte del gobierno saudita, ya que el FIP es dueño del 75% del club de fútbol Al Nassr para el que Ronaldo juega.
Según reporta Fighters Generation, City of Wolves tuvo una campaña de marketing muy loca, con una aparición prominente en WrestleMania 41, un evento de la WWE—también socio del gobierno saudita—donde el juego prácticamente consumió el evento de lucha libre más grande del mundo. A pesar de esto, las ventas del juego fueron tan bajas que causaron la renuncia del director ejecutivo de SNK.
Algunos miembros de la prensa, empresas de videojuegos y fans en espacios LGBTQI han expresado que cuando FIP adquiere una compañía que hace un juego que disfrutan, es como si el dueño de la casa donde viven se mudara sin avisar. El nuevo dueño les dice que no habrá cambios a la infraestructura o gestión de la casa, pero la sensación de que les pueden echar en cualquier momento nunca se va del todo.
La idea de que series populares de EA como Mass Effect y Dragon Age, que tienen protagonistas queer en tramas amorosas, estén expuestos a la influencia de un país conservador como Arabia Saudita se siente como que te pueden arrebatar algo preciado que costó mucho conseguir. Sería un paso hacia atrás.
Al indagar sobre el motivo de esta inseguridad, varios miembros de las comunidades de videojuegos donde las mujeres y gente queer se sienten seguras rápidamente apuntan al historial de Arabia Saudita con respecto a los derechos humanos, y es entendible el por qué de su preocupación.
Un reporte de Human Rights Watch describe a Arabia Saudita como un país donde el capital del Fondo de Inversión Público es usado en “proyectos que han desalojado residentes a la fuerza, arrasado barrios, sometido a trabajadores a graves abusos y silenciado a comunidades”.
“Las inversiones del PIF en eventos deportivos y de entretenimiento de alto perfil a nivel nacional e internacional se utilizan para encubrir el pésimo historial de derechos humanos del país.”
La sensación de que estos tratos priorizan la creación de riqueza para sus dueños por encima de mejores productos, el bienestar de los empleados o incluso derechos humanos como la libertad de expresión pone un velo muy oscuro sobre el asunto que es difícil de ignorar para algunos que miran desde fuera.
A pesar de que EA se enorgullece de ser una empresa LGBTQ-friendly, participando en eventos como el Pride cada año, la realidad es que venderse al gobierno saudí no es buen look.
El problema en el horizonte
El tipo de trato que estamos presenciando es una compra apalancada o leveraged buyout (LBO por sus siglas en inglés) “en la que los fondos utilizados para financiar la operación son en su mayoría instrumentos de deuda”.
En este caso, la deuda constituye 20 de los 55 mil millones acordados, lo cual supone un riesgo brutal para la empresa. Debido a esto, los nuevos dueños de EA incentivarán a sus ejecutivos a cortar costes y es aquí donde el lío asoma la cabeza.
Una de las formas más rápidas y efectivas que las empresas de videojuegos usan para cortar costes es hacer despidos masivos.
Históricamente, ventas de este calibre generan rondas de despidos masivos tarde que temprano, pero la última vez que una ronda de despidos masivos ocurrió después de una venta similar fue en 2024, apenas tres meses después que Microsoft adquiriese Activision.
Esta vez la ecuación presenta muchas variables nuevas ya que la venta es de gran escala, pero no involucra a una empresa china o una plataforma (EA solo hace juegos, no vende consolas o títulos de otras compañías) y el inversionista más grande es un fondo de riqueza público.
La deuda a largo plazo no es buena para ninguna empresa, pero es particularmente fea para EA, que no ha tenido una cartera de franquicias muy rentable en los últimos años. Sus mayores ventas vienen de juegos deportivos como Madden NFL, EA Sports FC (anteriormente FIFA) y recientemente College Football. Este año Battlefield 6 por fin le hará cara a la serie Call of Duty después de más de una década con el agua hasta el cuello. No es precisamente un lineup estelar.
La prioridad de los inversionistas debería ser reducir esa deuda para que la empresa sea rentable lo antes posible. Al no contar con una cartera fuerte de propiedades intelectuales, es muy probable que sus estudios se enfoquen en las franquicias que saben que traen dinero de vuelta a casa.

Esto se traduce en que habrán menos propiedades intelectuales nuevas con presupuestos grandes y más secuelas de series conocidas. En esto último incluso podría haber menos innovación si los que mandan deciden que no hay dinero para juegos que tardan 5 años o más en salir al mercado. Todo esto asumiendo que la influencia de los inversionistas no agregará más tiempo de trabajo por querer meter más cosas que nadie quiere, como microtransacciones, juegos como servicio o cosas peores.
EA ya estaba coqueteando con la inteligencia artificial, con Andrew Wilson diciendo en mayo durante una llamada de inversionistas: “Consideramos la IA como un poderoso acelerador de la creatividad, la innovación y la conexión entre los jugadores… En todos nuestros equipos, estamos invirtiendo en nuevos flujos de trabajo y capacidades para integrar la IA y mejorar la forma en que construimos, escalamos y personalizamos las experiencias”.
Todas las empresas de tecnología están tratando de meter la IA de alguna manera en sus procesos, con resultados que generalmente repercuten negativamente tanto para los empleados como los consumidores. Dudo seriamente que las soluciones de EA serán la excepción.
Visto en papel, EA no es la empresa más atractiva para inversionistas si vemos su trayectoria los últimos cinco años, por lo que muchos apuntan a la potencial naturaleza real del trato. Podría argumentarse que el príncipe Mohammed bin Salman está dispuesto a pagar de más por propiedad intelectual si con eso consigue controlar un sector de la cultura pop que consumimos.
¿Y ahora qué?
Andrew Wilson permanecerá como director ejecutivo de EA por lo pronto y se espera que la empresa continúe operaciones desde Redwood, California.
“Este momento es un reconocimiento a su creatividad, innovación y pasión”, dijo Wilson a los trabajadores. “Todo lo que hemos logrado, y todo lo que nos espera, es gracias a ustedes”.
A pesar de varias rondas severas de despidos, EA ha ido aumentando su número de empleados consistentemente desde 2015. Actualmente tienen 14,500 empleados en planilla según un reporte en mayo de 2025.
Es difícil predecir lo que va a ocurrir después que este trato se cierre. El analista Mat Piscatella de Circana, una empresa de investigación de mercados y tecnología, lo dice sin más: “Nadie sabe exactamente qué ocurrirá aquí, pero hay antecedentes de adquisiciones con estructuras similares que vale la pena considerar. Por supuesto, ninguna ha alcanzado este precio antes.”

