En septiembre de 2017, un año después del lanzamiento de Uncharted 4, Bruce Straley se encontraba cansado y lleno de dudas sobre si debía cambiar de rumbo o seguir andando por el mismo camino en el que llevaba 18 años con la empresa.
El director había ganado un estatus legendario en el estudio que ayudó a crear, habiendo pasado por otro calvario más empujando un juego de Uncharted por la puerta. Uncharted 4 fue el tercer juego que co-dirigió en la franquicia y tenía fuertes dudas de que pudiera pasar por otra experiencia así otra vez.
Resignado y sin ganas de más, Straley escribió un post de despedida en el blog oficial de la compañía y desapareció sin hablarle a nadie o dar entrevistas.
“Todo realmente se reduce a: ¿Quieres seguir trabajando para otro y esforzarte al máximo para crear una propiedad intelectual, crear personajes, crear cosas que puedan servir de base para una franquicia?”, dice. “Me pagaban muy bien allí, me valoraban, pero sentí que era hora de dar el salto y probar suerte por mi cuenta. Sentí que era hora de evolucionar mis conceptos y armar un nuevo equipo. Podría fracasar rotundamente, pero pensé que al menos era mi fracaso, basado en mi decisión”.
Forjando un legado
Straley tuvo primera mano en en concebir la forma en que los juegos de Naughty Dog se hacen, se ven y se sienten.
Durante sus casi 20 años en la compañía, fue instrumental en crear varios de sus juegos más trascendentales, como Uncharted 2: Among Thieves junto a Amy Hennig y The Last of Us junto a Neil Druckmann.
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